LUCHANDO POR EL FUTURO DE NUESTROS NI¥OS Comentarios de la Comisionada del FCC Gloria Tristani ante el Congreso sobre la Violencia en la televisi¢n de Puerto Rico 12 de octubre de 1999 Es maravilloso estar de nuevo con ustedes en mi tierra natal. Ustedes han sido uno de los primeros grupos con quien habl‚ luego de ser nombrada Comisionada de la FCC. Durante los dos a¤os desde que ocupo el cargo, el combatir la violencia en los medios de comunicaci¢n ha sido una de mis prioridades m s importantes. El trabajar con grupos como el Congreso sobre la Violencia es lo que hace que la lucha valga la pena. Me he enterado que recientemente el Presidente Bill Clinton le envi¢ una carta a mi buen amigo el Senador Charlie Rodr¡guez, aplaudiendo la labor realizada por el Congreso. Quisiera yo tambi‚n expresar mis m s sinceras felicitaciones por sus monumentales esfuerzos durante los £ltimos cinco a¤os, as¡ como por su dedicaci¢n a la causa. Esta ma¤ana me gustar¡a hablarles acerca del problema de los ni¤os y la violencia en los Estados Unidos. Las estad¡sticas son escalofriantes. Seg£n el Departamento de Justicia, el 19% de todos los arrestos durante 1997 fueron juveniles, as¡ como el 14% de todos los arrestos por asesinato y el 17% de todos aquellos por delitos violentos. De manera igualmente alarmante, el Centro para Control y Prevenci¢n de Enfermedades reporta que el 5.9% de estudiantes de educaci¢n secundaria llevaron un arma de fuego en los 30 d¡as previos a la encuesta, y de ellos, el 8.5% port¢ alg£n tipo de arma a la escuela. Estad¡sticas como ‚stas nos obligan a preguntarnos: ¨Por qu‚? ¨Qu‚ le ha pasado a nuestros ni¤os? ¨Qu‚ le ha sucedido a la inocencia de la juventud? A veces, como por ejemplo, despu‚s de la tragedia en Columbine High School en Colorado, intentamos hacerle frente a esta crisis. Es entonces cuando se inician las acusaciones. La proliferac¡on de armas es culpable. Los padres son los culpables. Los video-juegos son los culpables. La televisi¢n y el cine son los culpables. La m£sica Rap. La seguridad inadecuada en las escuelas. La ansiedad t¡pica del adolescente. La lista es interminable. Quiz s hay alguna verdad en todo esto. Los problemas sociales, tales como la violencia juvenil, pocas veces est n causados por motivos sencillos. Cuando el problema se desborda, como ocurri¢ en Columbine, probablemente se debe a una mezcla mortal de m£ltiples cosas que van todas mal a la vez. Hoy deseo hablar con ustedes acerca de un factor que contribuye a la violencia juvenil que est  afectando a nuestra naci¢n: la violencia en la televisi¢n. Repito, no estoy diciendo que la violencia en la televisi¢n sea el problema principal, o que debamos ignorar otras causas fundamentales. Pero, aunque la violencia en la televisi¢n no es todo el problema, s¡ considero que es parte del problema. Cuanta m s cantidad de factores de riesgo reduzcamos para nuestros ni¤os, ser n menos las incidencias de la violencia. La violencia en la televisi¢n es tan corriente que todos nos hemos vuelto un poco indiferentes. Los ni¤os est n expuestos a 8,000 asesinatos y 100,000 actos de violencia en televisi¢n a la conclusi¢n de su educaci¢n primaria. Una reciente encuesta hall¢ que las personas que ven la televisi¢n a las horas de m s audiencia, est n expuestos a una escena violenta cada cuatro minutos. Asimismo, un estudio llevado a cabo por "Children Now" encontr¢ que casi tres cuartas partes de los ni¤os de 10 a 17 a¤os describen a los hombres que aparecen en la televisi¢n como violentos. Sin embargo, por inquietantes que sean estas estad¡sticas, no nos cuentan la historia completa. Cada d¡a, la misma cantidad de ni¤os que murieron en Columbine, muere por arma de fuego en Estados Unidos. ¨Pero, d¢nde est n los titulares? ¨D¢nde est n las portadas de las revistas? ¨D¢nde est n los programas de debate que simpatizan con el dolor de las familias de las v¡ctimas? El problema con las estad¡sticas es que no son sangrientas. nicamente son n£meros. Es muy f cil olvidar la humanidad detr s de ellas. Nunca imagin‚ que citar¡a a Stalin, pero ‚l entend¡a este aspecto de la psicolog¡a humana cuando dijo: "Una sola muerte es una tragedia; un mill¢n de muertes es una estad¡stica". As¡ que perm¡tanme enfocar un ejemplo espec¡fico de violencia en los medios y tratar de concretar un poco este problema. Quisiera hablar acerca de la lucha libre, que se ha convertido en un fen¢meno televisivo en los Estados Unidos. Casi todas las semanas, la mitad de los diez programas m s vistos por cable televisi¢n son de lucha libre. Es m s, durante el pasado mes de mayo, un programa de lucha libre obtuvo la mayor audiencia de la que ha alcanzado un programa de entretenimiento en programaci¢n regular en la historia del cable, sobrepasando los 6.1 millones de televidentes. Y ahora la lucha libre ha invadido la televisi¢n. La cadena UPN, que no se v‚ en Puerto Rico, tiene ahora un programa llamado "WWF Smackdown!" los lunes a las 8:00 de la noche. Recientemente, UPN asever¢ en un anuncio publicado en una revista especializada que la lucha libre los ha convertido en la cadena n£mero 2 los lunes por la noche entre los hombres de 18 a 34 a¤os, dejando atr s a ABC, CBS y Fox. Y el n£mero de muchachos adolescentes que ven el programa ha crecido un 450%. Si ustedes no han visto lucha libre recientemente, le espera una sorpresa; se ha vuelto m s y m s escandalosa. Hombres peg ndose con sillas de metal, botes de basura y palas; luchadores lanzados fuera del cuadril tero hacia las mesas; cabezas siendo golpeadas contra las gradas del cuadril tero. Mucha sangre. Por supuesto, todo es actuaci¢n y no hay heridos. ¨Entonces, cu l es el problema? Para los adultos, quiz s ninguno. La mayor¡a de los adultos probablemente reconocen que todo es un espect culo y que estos luchadores se han entrenado bastante para hacer la violencia parecer m s real de lo que es. Pero para los ni¤os es otra historia. Por lo menos la tercera parte de la audiencia de lucha libre por televisi¢n son ni¤os menores de 17 a¤os, incluyendo a m s de un mill¢n de chicos con menos de 12 a¤os. Y como indiqu‚ anteriormente el anuncio de UPN presume de que la lucha libre ha mejorado la teleaudiencia de la cadena entre adolescentes en el 450%. Seg£n la Academia Estadounidense de Pediatr¡a, el problema con que los ni¤os vean estos programas es el siguiente: "Los ni¤os de temprana edad, e incluso los de los primeros a¤os de educaci¢n primaria, no diferencian bien entre lo que es actuaci¢n y lo que es real. Incluso ni¤os mayores que observan esta conducta, aunque entiendan que es falsa, . . . no ven consecuencias y no hay dolor, herida o ning£n efecto o reacci¢n, lo imitar n, pensando que es divertido y mucho menos peligroso de lo que realmente es." De manera que los ni¤os ven a los luchadores golpearse con sillas y regresar la semana siguiente como nuevos. Hay violencia pero no hay heridos. Parece haber una conducta peligrosa, pero sin consecuencias. Y no es suficiente que los buenos ganen generalmente. El estudio demuestra que los buenos y los h‚roes que act£an de forma violenta constituyen un riesgo mayor que los villanos, ya que los televidentes est n m s sujetos a emular y a aprender de los personajes que son vistos como atractivos. Estos peligros se demostraron de una manera tr gica mediante un evento que tuvo lugar en Dallas, Texas, este pasado mes de mayo. Un ni¤o de 7 a¤os mat¢ a su hermano de 3 a¤os al copiar un movimiento de lucha libre, que vio en la televisi¢n. De acuerdo con la polic¡a, el hermano mayor tir¢ a su hermanito contra el suelo con un golpe directo al cuello; un golpe llamado "clothesline" en el mundo de la lucha libre. Al pedirle que demostrara lo que hab¡a hecho, el ni¤o corri¢ hacia un mu¤eco de tama¤o real, desde unos 10 pies de distancia. Al acercarse, estir¢ su brazo al nivel del hombro y le peg¢ al mu¤eco en el cuello, lanz ndolo de espaldas. El chico de 3 a¤os muri¢ de inflamaci¢n cerebral causada cuando su cabeza golpe¢ el piso de concreto alfombrado de su hogar. El ni¤o de 7 a¤os estaba destrozado, llorando, mientras le dec¡a a la polic¡a que ‚l no hab¡a querido lastimar a su hermano. En nuestra cultura de mercadeo a las masas, los mensajes violentos no se limitan a la televisi¢n. Han invadido incluso el juego de nuestros hijos. Los fabricantes de juguetes ahora hacen figuras de acci¢n (lo que ellos llaman "mu¤ecas" para ni¤os), basadas en las estrellas de lucha libre por televisi¢n. El mu¤eco Steve "Stone Cold" Austin viene con su propia silla plegable para golpear a los adversarios en la cabeza. El mu¤eco "Rock" viene con un bote de basura para usar como una arma. Y el agente funerario viene con una pala para env¡ar al enemigo a su tumba. Uno debe preguntarse que est n pensando las compa¤¡as que fabrican estos juguetes. Desde luego, no es que la silla de metal le permita al menor utilizar su imaginaci¢n; el £nico prop¢sito es el de permitirle al ni¤o imitar al luchador peg ndole a otro mu¤eco en la cabeza. Tal y como dir¡a un educador: "Si a los ni¤os se les satura con violencia en los medios de comunicaci¢n, y se les dan juguetes vinculados a dicha violencia, entonces eso es lo que dictaminar  su juego." Y si esto no fuera suficientemente malo, existe un juguete peor en el mercado: una l¡nea de mu¤ecos de lucha libre que hablan con las voces actuales de los luchadores. Son figuras blandas, de casi dos pies de alto. Si se le tuerce el brazo, grita, con la voz del luchador: "­Su‚ltame el brazo izquierdo (o derecho)!" D¢bleselo m s fuerte y ‚ste grita "­Ah, mi pobre brazo!" Apl stele la cabeza contra el suelo y dice: "­Ahhh! ¨Es eso todo lo que tienes?" El fabricante distribuye este juguete para ni¤os de 4 a¤os y mayores. Algumos dir¡an que no hay nada de nuevo. Los ni¤os siempre han jugado juegos violentos, tales como vaqueros e indios. Sin embargo, yo creo que la intensidad y el nivel de violencia ha aumentado a un nivel nuevo y peligroso. Un duelo ficticio a 20 pasos y con pistolas de juguete es mucho m s diferente que un golpe clothesline a la garganta. Solamente vean hasta d¢nde hemos llegado en los £ltimos diez a¤os. Hemos progresado de las Tortugas "Ninja" en los ochenta, hasta los "Power Rangers" a mediados de los noventa, y ahora a lucha libre por televisi¢n. Como dijera un maestro acerca de los Power Rangers, "el programa dice estar ense¤ando acerca del bien y el mal, pero todo lo que los ni¤os recuerdan es la pelea". Podr¡amos decir los mismo en torno a la lucha libre. Adem s de la violencia ostensible, encontramos otro aspecto en este progreso (o mejor dicho, retroceso) de las "Tortugas Ninja" a los "Power Rangers" y a la lucha libre. La lucha libre es m s cruel, burda, cruda y desagradable de lo que jam s fueron las Tortugas. Todo esto afecta a nuestros ni¤os al igual que la violencia ostensible. En Canad , los educadores se quejaron de que los ni¤os de primaria estaban imitando a los luchadores de la televisi¢n al agarrarse la entrepierna y gritar "Ch£pamela", algunas veces dici‚ndoselo a sus maestros. Como dijo un profesor de la Universidad de Virginia, "Cada vez que pienso que la lucha libre ha llegado a lo m s vil, . . . [‚sta] encuentra un nueva profundidad inmoral". El profesor describi¢ entonces c¢mo un episodio reciente culmin¢ en uno de los campeones apuntando una pistola al due¤o de la liga en el centro del cuadril tero, mientras que el elegante due¤o aparentaba haberse orinado de terror. Les hablo de todo esto para inculcar que debemos poner igual atenci¢n a lo que entra en la cabeza de nuestros hijos como se la ponemos a lo que entra en sus est¢magos. Cuando glorificamos a los luchadores en cajas de almuerzo escolares y camisetas, cuando les damos a nuestros hijos juguetes que les ense¤an a causar dolor, ¨qu‚ mensaje les estamos enviando? En este tipo de ambiente, ¨ realmente nos deber¡a sorprender una tragedia como la del ni¤o que mat¢ a su hermano en Dallas? Lo m s f cil es culpar a los padres. Nosotros, como sociedad, podemos lavarnos las manos del problema y no sentirnos culpables. Los padres no le debieran permitir a sus hijos ver la lucha libre. Los padres deben supervisar mejor como sus hijos jueguan. Los padres debieran ense¤arle a sus hijos la diferencia entre el bien y el mal. Si lo hicieran, los ni¤os no permitir¡an que la televisi¢n les influyese. Yo creo que los padres tienen la responsabilidad primordial de ense¤arles valores a sus hijos y de mantenerlos alejados de problemas. Pero achacarle toda la responsabilidad a los padres, creo yo, es injusto. Vean contra lo que luchan los padres de hoy en d¡a. Estos no son los a¤os cincuenta, cuando los padres ten¡an solamente unos pocos canales de televisi¢n de los cuales preocuparse, y cuando el hecho de que Elvis Presley meneara las caderas era considerado escandaloso. Hoy d¡a tenemos cientos de canales de televisi¢n, centros de video-juegos, Internet, videos, equipos de sonido port tiles. Cada uno de ‚stos tratando de competir por la atenci¢n de nuestros ni¤os, siendo m s vulgares y escandalosos que el siguiente. Nuestra sociedad de informaci¢n tiene tantas maneras de penetrar las cabezas de nuestros hijos que no es realista el esperar que los padres puedan controlarlo todo. Como dijo un experto: "Los padres necesitan ayuda, no sermones acerca de lo que est n haciendo mal. Nos toma mucho tiempo, energ¡a y conocimiento el tomar las decisiones educadas acerca de c¢mo enfrentar el ataque sin fin de entretenimiento violento en las vidas de nuestros ni¤os. Una vez que las decisiones han sido tomadas, requiere mucha habilidad ponerlas en pr ctica de manera efectiva. Incluso cuando lo intentan, los padres reportan que ninguna cantidad de esfuerzo puede proteger a sus hijos adecuadamente de la violencia que les rodea. ¨Y qu‚ sucede con esos padres cuyos recursos se encuentran ya limitados para proveer las necesidades b sicas de sus familias? La sociedad debiera apoyar a los padres en sus esfuerzos por hacer una labor mejor, en lugar de poner obst culos en su camino. Dicho de otra manera, hacemos todo para socavar la habilidad de los padres de mantener a sus hijos alejados de problemas, y despu‚s les culpamos cuando fallan. En lugar de culpar a los padres, creo que es hora de que les ayudemos. Los padres no debieran tener que estar luchando constantemente contra la cultura que les rodea al criar a sus hijos. La cultura debiera de apoyar a los padres, no sabotearlos. Por eso es que me siento tan honrada de que el presidente de la FCC me haya pedido dirigir el "V-Chip Task Force" de la Comisi¢n. El V-Chip es un instrumento moderno que ayudar  a los padres cumplir con su labor en el mundo actual. Hoy d¡a, la mitad de todos los televisores vendidos en los Estados Unidos con pantallas de 13 pulgadas y m s han de tener un V-Chip. Para el enero que viene, todos los televisores tendr n un V-Chip. Esto le permitir  a los padres en Puerto Rico y otros lugares programar sus televisores para bloquear la programaci¢n que ellos no desean que sus hijos vean. Les debo advertir, sin embargo, que el sistema a£n no se encuentra en su m xima capacidad operativa. Para que el V-Chip funcione, la cadena de televisi¢n o de cable debe codificar y transmitir la informaci¢n de clasificaci¢n del llamado "Intervalo de blanqueo vertical" de la se¤al de televisi¢n. Esto es diferente a, adem s de estar a¤adido a, el logotipo de clasificaci¢n que estoy seguro todos han visto al comienzo de muchos programas. Aunque la mayor¡a de las cadenas de televisi¢n est n codificando sus programas para que el V- Chip pueda funcionar, algunas no lo est n haciendo. Aqu¡ en Puerto Rico, Telemundo a£n no est  codificando o transmitiendo sus clasificaciones; tampoco lo est  haciendo Comedy Central, la cual televisa el programa gr fico "South Park". Estas cadenas deber¡an de estar completamente operativas el pr¢ximo a¤o. Hasta entonces, no se podr  bloquear la programaci¢n de esas cadenas por medio del V-Chip. Hay otras cosas que podemos hacer para ayudar a los padres. Los productores de los programas deben de mostrar m s cautela cuando sea probable que hayan ni¤os entre los t‚levidentes. Perm¡tanme darles un ejemplo. Algunos de ustedes habr n o¡do algo sobre la persecuci¢n a alta velocidad que ocurri¢ en una carretera de California el a¤o pasado. Las noticias lo comenzaron a cubrir a las 3 de la tarde--cuando muchos ni¤os se encontraban viendo televisi¢n--y fue cubierta en vivo por varias estaciones en el  rea de Los Angeles. Las estaciones interrumpieron su programaci¢n regular, incluyendo los mu¤equitos, para cubrir esta noticia. El acontecimiento termin¢ de manera tr gica, con el hombre apunt ndose a la barbilla con una escopeta y suicid ndose en vivo. Por la hora del d¡a, y el hecho que el acontecimiento no era uno que necesitara ser cubierto en vivo, creo que la cadena deb¡a haber evitado que los ni¤os de Los Angeles vieran la imagen de un hombre dispar ndose en la cabeza. Como m¡nimo, debi‚ramos de parar el estar dirigiendo la violencia a nuestros hijos. ¨C¢mo pueden los fabricantes de juguetes darles a ni¤os de 4 y 5 a¤os mu¤ecos que no son mucho m s peque¤os que ‚stos y que les animan a causar da¤os f¡sicos? ¨Y por qu‚ las cadenas ense¤an lucha libre cuando hay muchos ni¤os en la audiencia, en lugar de ponerla a otra hora? USA Network y TNT transmiten lucha libre a las 7 de la noche; UPN a las 8 de la noche. Seg£n el anuncio de UPN, es obvio que est n orgullosos de la cantidad de adolescentes que miran la cadena -- un 450% m s. Uno tiene que creer que estas cadenas tambi‚n son conscientes de cu ntos fan ticos a£n m s j¢venes tienen. Despu‚s de todo, los fabricantes de juguetes no podr¡an hacer mu¤ecos de lucha libre para ni¤os de 4 y 5 a¤os si no existiera el mercado para ello. Finalmente, creo que necesitamos m s contra-programaci¢n a la violencia que encontramos en la televisi¢n. Y no me refiero a juntas de vecinos o discusiones de grupo acerca del problema de la violencia. Me refiero a contra-programaci¢n que alcance a los ni¤os al mismo nivel emocional que lo logra la glorificaci¢n de la violencia. Este contra-ataque agresivo ha funcionado para combatir los cigarrillos, conducir ebrios y las drogas. No hay ninguna raz¢n pora la cual no pueda ser utilizada eficientemente para combatir la violencia. Algunas cadenas de televisi¢n o cable han comenzado a enfrentarse al reto. Por ejemplo, MTV ha comenzado una campa¤a titulada "Luche por sus derechos: enfr‚ntese a la violencia." Como parte de esta campa¤a transmitir n varios programas, incluyendo: ¨ "Atemorizado hacia la rectitud 1999", una nueva edici¢n del documental galardonado, en el cual un grupo de j¢venes con problemas visitan una prisi¢n para observar las consecuencias reales de una vida violenta. ¨ "Sin filtro: la violencia a trav‚s de los ojos de la juventud" pone c maras en las manos de j¢venes para documentar la violencia de sus vidas. Creo que ser¡a £til pasar un anuncio de servicio p£blico durante los programas de lucha libre para mostrar las consecuencias reales de lo que sucede cuando los ni¤os imitan a sus luchadores favoritos. Mostrar a ni¤os enyesados o con un soporte de cuello puede lograr mucho m s para contrarrestar el violento mensaje de la lucha libre televisada que un mensaje de "no trate de hacer esto en su casa". Es hora de que le pongamos mayor atenci¢n a la violencia en los Estados Unidos, especialmente cuando se trata de nuestros ni¤os. Nos preocupamos por que est n expuestos al sexo. Les protegemos, incluso, de ver demasiados comerciales. Es hora de que agreguemos la violencia a la lista. Yo s‚ que ustedes continuar n cumpliendo con su parte para hacer esto posible. Quisiera concluir con estas palabras parafraseadas del escritor franc‚s Albert Camus: Quiz s no podemos evitar que este mundo sea un mundo en donde los ni¤os sufren. Pero si podemos reducir el n£mero de ni¤os que sufre. Y si ustedes los creyentes no nos ayudan, ¨quienes en el mundo nos podr n ayudar?