Buenos días. Estoy particularmente complacida de estar aquí en mi querida isla de Puerto Rico para celebrar esta séptima graduación del Colegio Universitario del Este. Quisiera extender mis felicitaciones a cada uno de los alumnos egresados y a sus familiares. Uds. han recorrido un largo camino y deben de estar muy orgullosos.
El comediante Bill Cosby, ha publicado un nuevo libro acerca de la graduación de la primera carrera universitaria. Se llama "¡Felicitaciones! ¿Y ahora qué?" Yo creo que él hace la pregunta clave. Quiero compartir con Uds. en esta ocasión, mis puntos de vista acerca de cómo la pregunta podría ser contestada. Algunos de Uds. posiblemente ya tengan su futuro planificado – algunos incluso, pueda que tengan un buen trabajo esperándoles, otros, a lo mejor pueda que continúen sus estudios. Pero para aquellos de Uds. que siguen buscando las respuestas acerca del "¿y ahora qué?", les exhorto a que consideren el servicio público, ser funcionarios del Estado. En su discurso inaugural, hace treinta y ocho años, el Presidente John F. Kennedy dijo "Pregúntate no qué es lo que tu país puede hacer por tí, sino lo que tú puedes hacer por tu país." Estas palabras aún encierran verdad hoy en día.
Esta es una súplica para que consideren el camino del servicio público y el trabajo de voluntario. Servicio a su comunidad. Servicio a Puerto Rico. Servicio a los Estados Unidos. La idea crucial es devolverle algo a su comunidad. Para ayudar a aquellos menos afortunados que nosotros. Para encontrar una causa y abogar por ella.
Yo aprendí acerca de la importancia del servicio público gracias a mi abuelo, el fallecido senador estadounidense Dennis Chavez. Mi abuelo representó al pueblo del estado de Nuevo México en el Congreso, por treinta y dos años. Él era un excelente amigo del pobre y de los más desafortunados, un hombre de quien una vez un senador amigo dijo "caminó junto con los poderosos pero nunca olvidó su origen junto a los humildes". ¡Cuántos de los presentes, seríamos tan afortunados para que esas cosas se dijeran de nosotros!
Yo era muy pequeña cuando él falleció y debo admitir que no comprendía lo que el servicio público o ser un funcionario del Estado significaba. Recuerdo una vez cuando mis hermanos mayores y yo estábamos visitándolo en Washington, D.C. durante un verano particularmente caluroso y húmedo – tan caluroso como el dia más caluroso de Puerto Rico. Afuera de la casa de mi abuelo, un policía estaba dirigiendo el tráfico bajo el sofocante calor. Mi abuelo se levantó de la mesa, tomó la jarra de limonada y un vaso y salió por la puerta. Nosotros miramos a través de la ventana para ver adónde estaba yendo. Ahí estaba él, sirviéndole un vaso de limonada al policía. Cuando mi abuelo regresó, mi hermano Jorge, dijo: "¡ahora entiendo lo que significa ser un Funcionario del Estado!"
Ahora, yo sé que muchos de los discursos de ceremonias de graduación, se concentran en Uds. los graduados. Le dicen que "sigan sus sueños" o "que sean lo mejor que pueden ser". Este no es uno de esos discursos. Este discurso es acerca del sacrificio, acerca del servicio al prójimo, y acerca del luchar por principios que nos permitan trascender a nosotros mismos. Déjenme darles otro ejemplo que me ha guiado. Mi abuelo estaba muy enfermo y en el hospital el 17 de julio de 1962 cuando el senado estadounidense iba a emitir su voto sobre el futuro del programa estatal de salud a personas mayores de 65 años, llamado Medicare. Pero aún cuando tenía sus propios problemas de salud de los cuales preocuparse, se vistió, se bajó de la cama del hospital y se fue a la Cámara del Senado a emitir su voto. Él pensó que era más importante preocuparse de los problemas de salud de otros que de los suyos propios.
Ahora, no les estoy pidiendo ni siquiera un sacrificio al nivel de aquél. Solo les estoy pidiendo que inviertan un par de años haciendo algo en la esfera pública. Únanse al Cuerpo de Paz. Enseñen. Trabajen para el personal de un funcionario electo. Conviértanse en fiscales.
Únanse al AmeriCorps. El AmeriCorps es el programa establecido por el Presidente Bill Clinton, donde jóvenes voluntarios están ayudando a comunidades necesitadas en un sinnúmero de formas – desde transportar a los enfermos a sus citas médicas hasta ayudar a reconstruir vecindarios deteriorados. Los jóvenes que se dedican a esta tarea reciben $4,700 al año y la satisfacción de haber ayudado al prójimo.
Ahora es el momento para hacerlo, créanme. La mayoría de Uds. no está casada, y la mayoría de Uds. no tiene hijos. Cuando eso cambie – y ocurrirá antes de que se lo imaginen – dedicarse al servicio público o hacer trabajo de voluntario se hará mucho más complicado. Uds. pueda que nunca tengan esta oportunidad de nuevo. Les imploro que se decidan por el camino del servicio público ahora.
Yo sé lo que algunos de Uds. deben estar pensando: "Tengo préstamos que pagar. Tengo que ir adónde pueda ganar buen dinero ahora. Eso del servicio público suena bien, pero no pagará las cuentas". Yo entiendo las presiones económicas que lo enrumban a uno al sector privado. Y muchos de Uds. muy comprensiblemente decidirán que el servicio público es un lujo que no se pueden permitir. Pero puede hacerse realidad. Posiblemente por no ser muy lucrativo el sector público, les tome más años de trabajo, para poder pagar sus deudas, pero les garantizo que no se morirán de hambre.
Es más, un par de años en el sector público, es una gran inversión. En el servicio público, Uds. estarán expuestos a realidades y recibirán responsabilidades que en el sector privado pueda que no reciban. Eventualmente, el servicio público puede aún compensar economicamente el sacrificio. Los empleadores saben por ejemplo, que los hombres y las mujeres que salen de las Fuerzas Armadas son tremendos empleados – con frecuencia más maduros, más organizados y más inclinados al trabajo en equipo, de lo que son sus contemporáneos.
Si Uds. están dispuestos a considerar seriamente del servicio público o el trabajo de voluntario, déjenme sugerirles un tema al que podrían dedicar su tiempo y su talento en combatir – la cultura popular de la violencia en nuestra sociedad. Todos Uds. saben de los trágicos asesinatos del colegio secundario Columbine High School, en Littleton, Colorado. Pero hay cientos de niños en edad escolar que diariamente son víctimas fatales de la violencia, en los Estados Unidos. Esto representa realidades menos conocidas que las de la matanza de Columbine, pero no deja de ser una tragedia para las familias afectadas. Una realidad triste es que toda la violencia que nos rodea nos ha dejado sin sensibilidad, sin compasión frente a escenas violentas y nos comportamos como si la violencia fuera algo normal. Me aterra nuestro futuro, cuando los asesinatos en nuestra comunidad -- cuando los hay -- ya no hacen "noticia".
Los puertorriqueños conocen el dolor que causa la violencia mejor que muchos. La proporción de asesinatos en Puerto Rico es aún trágicamente alta – en 1997 se registraron más de 700 asesinatos. Y esta violencia tiene un efecto desmedido en nuestra juventud.
¿Qué puede hacerse? ¿y cómo se pueden convertir Uds. en parte de la solución? Hay muchas posibilidades, dependiendo de sus intereses.
Primero, existe el problema de las armas. Hay simplemente demasiadas armas en Estados Unidos y las armas se adquieren con gran facilidad. Luego de la tragedia en la ciudad de Littleton, le pregunté a mi hija, quien tiene dieciocho años y ya terminó la secundaria, ¿qué tan difícil sería para un estudiante obtener un arma en el colegio secundario de Maryland?, en el que ella había estudiado. Para mi consternación, ella me contestó: "uhm, quizá unos diez minutos". Desafortunadamente, probablemente sea igual de fácil obtener un arma en cualquier colegio secundario en Estados Unidos. Me complace que el Congreso de Estados Unidos finalmente está prestando oídos a un tema de tanta importancia para los norteamericanos. ¡Ya basta! ¡Es suficiente!
Segundo, y un problema en particular en Puerto Rico, es el problema de las drogas. No necesito decirles acerca de la vinculación entre las drogas y la violencia. Uds. escuchan o ven esto todos los días.
Si Uds. están interesados en reducir la epidemia de armas y de drogas, hay muchos caminos en que pueden poner de manifiesto su compromiso. Podrían trabajar para un grupo que promueve el que la gente tome conciencia de los problemas. Podrían trabajar para clínicas de salud. Podrían trabajar como agentes de la ley, como funcionarios públicos o como personas encargadas de supervisar a las personas bajo libertad condicional.
Podrían trabajar para proyectos que promueven la devolución de las armas ilegales a las autoridades. Recientemente en San Diego, California, muchas emisoras de radio ofrecián boletos gratuitos de béisbol para ver a los Padres, a aquellos que devolvieran armas. Entre las armas que se devolvieron había pistolas semi-automáticas y escopetas pequeñas. Otro proyecto exitoso de entrega de armas, ofrecía boletos de conciertos, zapatillas muy elegantes, dinero en efectivo o derecho a hacer muchas compras. Lo ven, hay infinitas maneras de comprometerse.
Finalmente, como soy una funcionaria del gobierno con cargo de "Comisionada" para la Comisión Federal de Comunicaciones, quiero discutir el problema de la violencia innecesaria en nuestros medios de comunicación. Empecemos con la televisión. No hay duda que la televisión tiene un impacto enorme en nuestras vidas. En el 98% de nuestros hogares existe un televisor – porcentaje mayor del que representa al número de hogares en el que hay teléfono. El niño promedio mira más o menos 25 horas de televisión a la semana – pasa cada año más tiempo frente al televisor que dentro del salón de clase.
Además, mucho de lo que los niños miran en la televisión, tiene contenido violento, cuando no imágenes de violencia explícita. Para cuando hayan terminado la escuela primaria, los niños más o menos han presenciado a través de la televisión, alrededor de 8,000 asesinatos y 100,000 actos de violencia. Y mientras la programación televisiva de mayor audiencia contiene 5 escenas violentas por hora – que ya es bastante malo – hay más de 20 escenas violentas por hora en la programación infantil. Cada semana, la programación de televisión contiene alrededor de 800 imágines violentas, identificables fácilmente como de alto riesgo para los niños menores (y por tanto más influenciables).
Pero ya se vislumbra esperanza en el horizonte. En inglés, se conoce como el "V-chip", un aparato tecnológico en los televisores, que les permitirá a los padres de familia obstruir la recepción de la transmisión de ciertos programas que no consideren aptos para sus hijos. Quizá algunos de Uds. ya habían escuchado hablar del V-chip. Este "V-chip" está a punto de convertirse en una realidad, luego de muchos años de discusiones, de riñas políticas y de desarrollo tecnológico.
El "V-chip" no será un substituto de los padres, si no más bien una herramienta para los mismos. Los padres no siempre pueden supervisar lo que sus hijos miran en la televisión. Ahora no hay solamente tres canales que controlar, con televisión por cable o satélite hay docenas. Ningún padre puede conocer toda la programación a toda hora. Y en esta era de familias de padres solteros y de parejas en los que ambos trabajan fuera de la casa para mantener el hogar, es imposible que los padres puedan supervisar la completa programación de televisión que está al alcance de sus hijos. El "V-chip" les permitirá a los padres a obstruir la recepción de los programas que ellos consideren ser dañinos para sus hijos. Cuando los padres salgan a trabajar, o salgan a divertirse por la tarde, dejando a los hijos con la niñera, podrán presionar ciertos botones y así bloquear los programas que no consideren apropiados para que sus hijos vean.
¿Cómo les permitirá el "V-chip" obstaculizar la programación de ciertos programas a los padres de familia? Bueno, además de requerir que la tecnología del "V-chip" fuera instalada en los nuevos televisores, el Congreso de Estados Unidos (EEUU) también requirió el desarollo de un sistema de clasificación de programas, de modo que el aparato instalado en los televisores pueda reflejar la información acerca de los programas que se están transmitiendo. Las clasificaciones serán enviadas a través de las emisoras de televisión o por operador de cable vía lo que se conoce en inglés como un "vertical blanking interval". Estoy segura que todos Uds. conocen la línea horizontal en sus televisores que a veces necesita ser ajustada. No está ahí, simplemente para fastidiarlos. Esa línea puede contener considerable información muy valiosa, como subtítulos para las personas que no pueden oir. También contendrá la clasificación de lo programas de televisión. El "V-chip" será capaz de leer esas señales y obstruirá la recepción de determinado programa si ha sido programado para hacer eso.
Este sistema está a punto de hacerse realidad. Para el 1ero de julio, la mitad de los televisores vendidos en Estados Unidos tendrán un "V-chip" instalado y para el 1ero de enero del año 2,000 todos los televisores tendrán "V-chips". Me complace saber que los padres de familia tendrán esta nueva herramienta a su disposición. Y me siento honrada de haber sido elegida por el Presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones para dirigir el equipo de trabajo que se asegure que la implementación del "V-chip" sea un éxito rotundo. Estoy trabajando ya y trabajaré arduamente los próximos meses para que en efecto el V-chip esté instalado en los nuevos televisores, que las clasificaciones sean transmitidas y los padres estén informados acerca del uso del sistema.
El "V-Chip" no es un remedio para todo. Por si solo, no va a prevenir otros asesinatos como los de Littleton o salvar a los cientos de niños que son asesinados o que son víctimas de la violencia cada año. Aunque no sea la respuesta a todo, es por lo menos parte de la solución -- por los menos para algunas familias.
Desafortunadamente, la televisión no es el único medio donde hay violencia innecesaria. Hay muchos juegos de vídeos muy violentos, especialmente aquellos de asesinatos, como Doom, éstos, contribuyen a restarle sensibilidad a las realidades de violencia frente a los ojos de los niños. Y ahora estamos haciéndole frente a otro medio de comunicación muy poderoso, que es el Internet que le permite a cualquier persona con una computadora, apenas presionando un botón, obtener instrucciones referentes por ejemplo al cómo hacer una bomba.
Bajo La Primera Enmienda Constitucional de los Estados Unidos, la libertad de expresión está garantizada y por ello, es poco lo que el gobierno puede hacer ante el amenazante peligro que presentan algunos juegos de computadoras y el Internet para nuestra juventud. Pero déjenme comentarles algunas ideas que otros han presentado que son dignas de consideración.
Primero, ayudaría mucho si hubiera un sistema de clasificación uniforme para las representaciones de expresión multimedia. Ahora mismo, hay sistemas de clasificaciones para la televisión, para películas de cine, para juegos de vídeos y para el Internet, pero todos son un poco diferentes. Un sistema común sería más simple y de uso más fácil para los padres.
Segundo, material super violento que está designado para adultos no debería estar destinado al mercado infantil. Es inconsciente por parte de los productores de este material defenderse diciendo que ellos simplemente están protegiendo los derechos de los adultos para tener acceso a estos productos, para así surtir al mercado infantil. Como dijo el Senador estadounidense Joe Lieberman: "Joe Camel no se ha ido del todo. Él aparece demasiadas veces haberse mudado al mundo del entretenimiento". Yo felicito el anuncio del Presidente Clinton de la semana pasada sobre un estudio que van a llevar a cabo el Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio, para determinar si la industria del entretenimiento está usando la violencia en sus películas, juegos de vídeos y música, para venderle productos a nuestros niños.
Tercero, las industrias afectadas deben de hacer cumplir las restricciones de edades. Un niño de 17 años no debería ser admitido en una sala de cine, en donde se presenta una película que ha recibido la clasificación de "R", [es decir entrada restringida], sin la presencia de un adulto. De la misma manera, a un niño menor de 17 años no se le debería permitir alquilar o comprar una película que haya recibido la misma clasificación. Un niño no debería tener el acceso a juegos de vídeos clasificados para adultos, sea vía compra o alquiler.
Cuarto, debemos declarar nuestra postura individualmente y como sociedad, y hacer que los productores responsables por el contenido de los productos en cuestión, piensen dos veces antes de lanzar sus artículos con gratuito contenido violento al mercado. Esto de expresar nuestra opinión es lo más importante de todo, por aquello de la dificultad en nuestra sociedad de mantener, lejos de los niños, material cuya pertinencia es cuestionable. Piensen por ejemplo lo que la crisis del SIDA ha generado en el mundo del entretenimiento, los productores han actuado de manera más responsable y se miden antes de mostrar escenas de sexo explícito sin protección. De la misma manera la propaganda del cigarrillo ha variado, se han establecido restricciones, la frecuencia de las imágenes en televisión de gente fumando ha decrecido y la asociación de placer no es tan abrumadora como antes y son más explícitos en el concepto de lo dañino para la salud que puede ser el fumar así como no se oculta la adicción que genera. Estas clases de presiones sociales funcionan. Nadie discute que la Primera Enmienda Constitucional ha sido disminuída o destruída en el proceso.
Para terminar, quiero agradecerles nuevamente por haberme invitado a ser su oradora del discurso de clausura. Este es un momento maravilloso para Uds. y me siento honrada de haber sido convidada a compartirlo. Sinceramente espero que algunos de Uds. sigan el camino del servicio público. Si ponerle freno a la violencia no es su llamado, bien. Hagan otra cosa. Si no pueden dedicarse a tiempo completo al servicio público, ofrezcan sus servicios voluntarios. Sean mentores de un adolescente. Hay cientas de maneras de dar de uno mismo y de devolverle algo a la comunidad. Hay cientos de temas en nuestra sociedad que necesitan la atención de mentes jóvenes con energía como las de ustedes. Uds. pueden elegir y pueden marcar la diferencia -- pero solo Uds. pueden hacerse del momento. Como el gran poeta Antonio Machado, decía:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada m s:
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atr s
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.